domingo, 26 de octubre de 2014


Síndromes cerebrales  y envejecimiento


Envejecer es un proceso biológico, universal y constituye por ello un acontecimiento natural en la vida. No tiene en sí mismo un carácter  patológico, ni mucho menos es algo parecido a  una enfermedad, pero si se caracteriza por una progresiva pérdida o disminución en la eficiencia de ciertas funciones físicas y mentales.
Con el paso de los años muchas de las neuronas que componen el cerebro humano pueden provocar incapacidades en determinadas áreas cognitivas (memoria, inteligencia, etc.)  Y estas son conocidas con el nombre de demencia.
 Las demencias son las perdidas irreversibles de las funciones cognitivas, que generalmente están asociadas a la alteración del lenguaje, calculo, razonamiento, pensamiento abstracto, praxia, gnosia o modificaciones de la personalidad.

1.     El síndrome demencial; es un conjunto de síntomas psicológicos y comportamentales que manifiesta el individuo, sin que se les pueda achacar una etiología precisa. Durante los episodios agudos la persona presenta trastornos de memoria, razonamiento, orientación y /o da respuestas emocionales  inadecuadas.

El adulto mayor tiene más riesgo que el resto de la población a padecer estos estados confusionales, debido a que tienen mayor vulnerabilidad, fragilidad en las enfermedades crónicas, etc.


2.     Demencia vascular;  es la consecuencia de los múltiples infartos cerebrales que ha padecido una persona. Estos producen taponamientos del flujo sanguíneo que provocan insuficiente aportación de oxígeno al cerebro. Por eso es caracterizada por su efecto acumulativo de las lesiones producidas por previos infartos. Es muy importante resaltar que diversos estudios epidemiológicos apuntan que la gran mayoría de personas que son diagnosticadas con demencia vascular, también padecen de depresión.

  
  3. Demencia subcortical; implica la  pérdida de células en las estructuras subcorticales del cerebro que son muy ricas en neuronas (ganglios de la base, tálamo o tronco cerebral). Estas demencias se caracterizan por la aparición de una desaceleración de todos los movimientos y procesos mentales  de la persona.
 
 
4.     Demencia cortical; provocada por una lesión en la corteza cerebral, afectando paulatinamente la pérdida de las funciones cognitivas superiores.

 
 

Referencia:

Muñoz, .J, (2002) Psicología del envejecimiento. Madrid: Ediciones pirámide.

jueves, 2 de octubre de 2014


La capacidad  del  entusiasmo


El  entusiasmo  es  el   interés  y  placer  frente  a  una  situación,   que  es  motivada  por distintos reforzadores para llegar a un objetivo. Entonces este no desaparecerá por completo con el paso de los años, ya que es una capacidad que se obtiene desde muy pequeños y nos ayuda a vivir plenamente a lo largo de la vida, por lo tanto siempre debemos de tener en cuenta que el futuro es nuestro (depende de cómo lo queramos llevar), además siempre existen motivos para apasionarse con lo que uno hace, ya sea en el trabajo, en la sociedad o en el amor.

Los años pueden deteriorar la piel, incapacitarnos de algunas funciones,   pero la capacidad de entusiasmo  es algo intrapersonal, una especie de salud interior que ha de tender siempre hacia lo alto. Sin embargo  muchas personas mayores, son inhabilitadas por la sociedad que en ocasiones suele marginarlas excluyéndolas de distintas actividades, y sobre todo negándoles la oportunidad de entusiasmo, ganas y alegría.

La discriminación y el desprecio hacia las personas  mayores, es un acto imperdonable que a la larga también nos pasara la factura, y si no empezamos a concientizarnos o a acabar con esta ideología, más adelante las consecuencias serán irreversibles debido a que no hicimos nada por cambiar esta actitud tan desvalorizada hacia las personas que tenían los mismos derechos que nosotros en ese entonces.

Es fundamental  reconocer que el adulto mayor, se encuentre en el lugar que se encuentre, siempre será valioso y por ende debe de ser valorado como tal. Las sociedades que se preocupan e interesan por este grupo de personas, ayudan a avivar su capacidad de entusiasmo y los preparan para hacerle frente al mundo, que está en constante evolución humana y revolución cultural.

Gozar de buena salud a lo largo de la vida es lo que les ha permitido disfrutar hoy de la vejez; una ancianidad que es más fructífera cuando se empieza uno a sentir joven. Precisamente, el arte de envejecer pasa por el periodo  de conservar la capacidad por el entusiasmo hasta el último día de nuestras vidas.


 
Referencia:  


 

La  depresión   en  la  vejez


la depresión en el anciano en muchas ocasiones no es detectada con frecuencia  y por lo tanto no tratada, debido a una serie de prejuicios negativos relacionados con la vejez,  que  asocian a este proceso como un sinónimo de deterioro, nutrición, aislamiento, depresión, etc. La depresión se define como un conjunto de manifestaciones fisiológicas, afectivas y cognitivas que conducen a una disminución del estado de ánimo y una falta de interés por las actividades usuales de la vida diaria y los placeres, es una problema de gran magnitud, debido a que sus repercusiones caen sobre el estado de salud, capacidades físicas y las relaciones interpersonales.

Las demencias y los estados depresivos  son esta  son los trastornos psiquiátricos más severos  en el anciano, es la cuarta causa de muerte en la actualidad y para el 2020 se prevé pase a ser la segunda por detrás del infarto agudo al miocardio. Algunos de los factores de riesgo para que estas enfermedades  aparezcan son la ausencia de pareja, falta de soporte social o la pérdida de las funciones orgánicas, esto favorece a que la autoimagen se desvanezca y surjan los sentimientos de inferioridad.

Además es frecuente que la depresión conlleve a varias  enfermedades crónicas como el cáncer, molestias  cardiovasculares, trastornos metabólicos, limitaciones funcionales, etc.  Un factor único no es el responsable de la aparición de los síntomas depresivos en la vejez, porque está a su misma vez afectara varias áreas como la capacidad de pensar, amar y de mantener la propia responsabilidad.

El observar esta afección en el adulto mayor, es de suma importancia, para evitar el deterioro de la salud y así también establecer claramente que no es un problema  propio del envejecimiento, si no que este se ha desencadenado por diversos motivos. Lo más apropiado sería un buen tratamiento  para minimizar las preocupaciones o el declive de las funciones cognitivas.


 

 

 
Referencia:


 

miércoles, 1 de octubre de 2014


¿Qué efectos tiene el apoyo social en las

personas mayores?


El apoyo social, es uno de los mejores predictores de la salud y el bienestar de las personas mayores. En primer lugar es importante marcar las diferencias que existen entre el apoyo social y la actividad social, ya que en muchas ocasiones suelen ser confundido. En el primer caso se define el apoyo social como un conjunto de relaciones sociales de carácter estable con las que cuenta una persona y que le proporcionan soporte físico y psicológico. Esto conllevara que el adulto mayor dispondrá de una red social que le brindara ayuda emocional, instrumental o hasta financiera.

En segundo lugar está la actividad social, que se va a referir al número de comportamientos que realiza una persona en contacto con otras,  en diferentes circunstancias y por  varios motivos. Definitivamente estos conceptos están muy enlazados entre sí, ya que una actividad social suele depender del apoyo que se pueda recibir.

Sin embargo, es importante resaltar que la calidad de las relaciones sociales tiene mayor predominancia que la frecuencia de estas. Entre todos estos parámetros sociales, la satisfacción que el sujeto percibe de los contactos que mantiene es de mayor importancia. Aún más es importante en periodos o épocas de crisis, donde se suele estar susceptible y necesitar más afecto, ahí es cuando realmente interesa la calidad y no la cantidad de personas que te rodeen. Debido a que un individuo puede tener un gran número de contactos sociales, pero esto no quiere decir que la percepción que se tenga del apoyo recibido sea satisfactoria. Por el contrario, una persona puede sentirse satisfecha del apoyo social que recibe aunque sus amistades sean un grupo reducido.

Existen también tres tipos de apoyo social, por una parte está el de la familia, de otro lado el que procede del círculo de amistades, y finalmente el recibido por fuentes institucionalizadas de apoyo (recursos de ayuda comunitaria, religiosa, etc.) Todo esto contribuye al bienestar y al favorecimiento de la integración social de la persona mayor en el medio.

 

Referencias

Ballesteros, R., Fresneda, R., Martínez, J., Zamarrón, M.,  (1999) Que´ es la psicología de la vejez.  Madrid: Biblioteca Nueva, S. L.

Tercera Edad “Los nuevos Viejos”


La vejez sigue siendo un tema de muchas discrepancias, según la historia personal, fantasías, experiencias y representaciones de cada uno, Leopoldo Salvarezza, hace mención de dos formas predominantes para enfocar la vejez históricamente; Una es la que postula la teoría del desapego, esta plantea que a medida que la persona envejece y pierde interés por las actividades u objetos que lo rodean, se aísla más del entorno, de problemas ajenos y reduce su interacción con la sociedad. Este alejamiento tiene relación con la distribución  de las capacidades sensomotrices a medida que declinan y a la vez, es una forma de anticiparlo para el siguiente paso, que vendría a ser la muerte.
El  desapego es planteado como un proceso  universal, inevitable e intrínseco, además no solo pertenece al desarrollo normal, sino que es deseado y buscado por el sujeto para descender en cuanto a su funcionamiento establecido, esto efectivamente producirá un distanciamiento afectivo que generara confrontes  de difícil solución, desencadenando cuadros de angustia, estrés, impotencia, o sentimientos perturbadores que  no lo dejaran vivir.

El segundo planteamiento es la,  “Teoría de la actividad o del apego” sostiene que los personas mayores  deben permanecer activas tanto tiempo como sea posible y  deben buscar sustitutos o alternativas  para aquellas actividades que ya no puedan realizar con regularidad o de manera independiente. Siendo esta la única manera de hacerles sentir que la vida  todavía vale la pena y que no hay motivo para dejarse vencer.

Creo que el secreto del buen envejecer estará dado por la capacidad que tenga una persona de aceptar y acompañar las declinaciones inevitables sin insistir en mantenerse joven a cualquier precio, y esto no quiere decir que no se acepte la edad,  sino que hay que mantener una lucha activa para obtener el máximo de satisfacción con la mejor predisposición tanto física como psicología que se presenten en ese momento.  



 


 
Referencia:

Salvarezza. (2001). La vejez. Buenos Aires: Paidós. 406 pps